domingo, 26 de mayo de 2013

Misterio de nuestra Fe y Pan de nuestra salvación

SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
CORPUS CHRISTI

 SANTA MISA: 12:00 HORAS
PROCESIÓN: AL FINALIZAR LA MISA


AVISO  DE  VIGILIA  EXTRAORDINARIA   DEL  CORPUS  CHRISTI

El próximo sábado día 1 de junio, vísperas de la Solemnidad del Corpus Christi, la Adoración Nocturna Española realizará  la Vigilia Extraordinaria al Santísimo Sacramento del Altar tras la Santa Misa de la noche.

Es una Vigilia abierta a todos los fieles que quieran sumarse a este acto de adoración al Señor, especialmente en este Año de la Fe.


¡ D i o s     e s t á     a q u í,     v e n i d,     a d o r é m o s l e !


            Nos disponemos a celebrar un año más la solemnidad del Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo, el Corpus Christi, y recordando palabras del papa Benedicto XVI, meditamos el verdadero sentido de esta singular fiesta cristiana.

         En la intimidad del Cenáculo, en la noche del Jueves Santo, vísperas de su pasión y muerte, Jesús toma el pan, lo parte y lo da a comer a los suyos. Coge después el cáliz con el fruto de la vid, y tras la acción de gracias, vuelve a darlo a sus discípulos para que beban, la que ya es su Sangre. Este pan partido, y sangre derramada, son ya el Misterio de nuestra Fe. Cada vez que lo hacemos, anunciamos su muerte y proclamamos su Resurrección. La Resurrección y la Vida, de quién es todo para todos.

         “Ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer” (Lc.22, 14-20) nos dirá Jesús, sabiendo que cumple la voluntad de amor de su Padre y de amor hacia muchos hombres.

         Cristo Eucaristía, el Resucitado que procesionaremos por las calles, no es sólo una forma consagrada en la Santa Misa, sino que es en sí, la Presencia viva y eterna de todo un Dios.

         Nosotros, nos reunimos en torno a la Mesa Eucarística y Mesa de la Palabra. Aquí, durante la transubstanciación, el pan y el vino, fruto del trabajo del hombre, se convierten en el Pan de Vida y el Camino de nuestra salvación, por la gracia divina.

         Esta Sagrada Presencia, no termina en la Misa, sino que permanece en el Sagrario, cautivo de nuestras visitas y oraciones.

         Al consagrar las especies en la Santa Misa, en su reserva en el sagrario, o en su Exposición Solemne, el cristiano tiene que caer de rodillas ante tal prodigio de amor. Sólo, cuando conocemos y alcanzamos el verdadero sentido de la Eucaristía, sentimos ese encuentro personal con el Señor, y por ello, como respuesta de amor, nos rendimos a su Presencia. ¡Qué triste es ver a tantas personas que en una iglesia, no hacen este gesto humilde y grande a la vez, de reconocer a nuestro Señor!

         Decimos que salimos con el Señor Eucarístico por nuestras calles, cuando en realidad, es el mismo Señor, el verdadero Camino, quien nos acompaña, en todos los días de nuestra vida, y solo nos pide ser sus testigos en el mundo.

         Lo íntimo del Cenáculo, el Pan partido, desborda ahora en el pueblo fiel que lo adora como su creador, vivo y victorioso.

         Es a su paso, cuando tenemos que meditar y experimentar en nosotros mismos, la conversión que alcanzó Zaqueo, quien quiso verlo y lo encontró entre la multitud. Lo miró con los ojos de la fe.

         Terminará la procesión gozosa del Santísimo Sacramento, que en ningún caso es comparable a cualesquiera de las que nuestras devociones y tradiciones realizamos durante el año.

         Es Cristo mismo, como en su entrada Triunfal en Jerusalén; o cuando compadecido de los hombres, les daba de comer y los curaba; o cuando en la soledad angustiosa del Cenáculo, se hace presente, Resucitado, a sus discípulos,  dándoles la paz.
Es Él.
         Así pues, nosotros, no podemos sino corresponder a esta verdadera presencia, oculta bajo las especies eucarísticas, con la entrega de nuestro ser.

         Al celebrar este Año de la Fe, es ocasión propicia para de manera pública, manifestar nuestra verdadera pertenencia a Jesús y a la Iglesia, sin condiciones.

         Meditar cada una de las frases del Credo, como cimiento mismo de nuestra fe.

         Cada día, en cada hora, todo un Dios nos espera y reconforta en la intimidad del sagrario.

         Aprovechemos y valoremos el privilegio de tenerlo entre nosotros, y acudamos a su sagrada presencia eucarística, o en tantas y tantas veces, que expuesto solemnemente en  la Parroquia, nos llama al corazón.

         El día del Corpus Christi, es señal festiva en el calendario, pero cada día, en la mesa del altar, se vive y conmemora ese mismo Día del Señor.

         En la adoración nocturna, nos unimos a toda la Iglesia, orante, suplicante y adoramos a nuestro Señor, cuando el mundo duerme. Velamos por Él, con Él y en Él, para llenarnos de su amor.

         Todos los meses, en el silencio de la noche, hombres y mujeres oran junto al Señor, para pedirle no caer en la tentación, y responder a su llamada para ser vigilantes en el mundo. Acudamos sin reparos a esta invitación del más importante del mundo. ¡Qué privilegio acudir a su banquete!

         ¡Venid, adoremos a Cristo Redentor!

ADORACIÓN  NOCTURNA  ESPAÑOLA
Sección  de  Villanueva  del  Duque

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