viernes, 1 de noviembre de 2013

Misa Solemne de Todos los Santos en la parroquia San Mateo Apóstol

El Día de Todos los Santos es una fiesta "muy antigua" y se remonta al siglo VIII en las antiguas Galias. Después se extendió entre los monjes benedictinos para conmemorar a los fieles difuntos y se extendió a toda la Cristiandad, siendo una hermosa Tradición Cristiana.
1 de noviembre: Todos los Santos

El miércoles 1 de noviembre es la solemnidad litúrgica de Todos los Santos. Se trata de un popular y bien sentida fiesta cristiana, que al evocar a quienes nos han precedido en el camino de la fe y de la vida, gozan ya de la eterna bienaventuranza, son ya -por así decirlo- ciudadanos de pleno derecho del cielo, la patria común de toda la humanidad de todos los tiempos.

Esta solemnidad litúrgica, la Iglesia englobaba a todos los santos. Si durante el resto del año litúrgico se nos ofrecen las memorias de distintos y conocidos santos, en la fiesta del 1 de noviembre protagonistas, sobre todo, los santos anónimos, los santos desconocidos, los santos del pueblo, los santos de nuestras familias; santos, en definitiva, con rostro tan cercano hasta el punto se que no hay duda de que entre los santos del 1 de noviembre se incluyen amigos, paisanos, conocidos y familiares.

¿Y qué es ser santo? Afirmaba días atrás el Papa Benedicto XVI: "El santo es aquel que está tan fascinado por la belleza de Dios y por su perfecta verdad que éstas lo irán progresivamente transformando. Por esta belleza y verdad está dispuesto a renunciar a todo, también a sí mismo. Le es suficiente el amor de Dios, que experimenta y transmite en el servicio humilde y desinteresado del prójimo". 
Santos de carne y hueso

Hace ya unos años el sacerdote y músico español Cesáreo Gabaraín, autor, por ejemplo, del popular "Tú has venido a la orillas", compuso una canción en la que nos describía lo que es la santidad. Decía la letra de la canción: "Un santo no es un ángel, es hombre de carne y hueso, que sabe levantarse y volver a caminar. El santo no se olvida del llanto de su hermano, ni piensa que más bueno subiéndose a un altar. Santo es el que vive su fe con alegría y lucha cada día pues vive para amar".

Además, la fiesta de Todos los Santos, es también una llamada apremiante a que vivamos todos nuestra vocación a la santidad según nuestros propios estados de vida, de consagración y de servicio. En este tema insistió mucho el Concilio Vaticano II, de cuya clausura se celebran ahora los 40 años. El capítulo V de su Constitución dogmática "Lumen Gentium" lleva por título "Universal vocación a la santidad en la Iglesia".

La santidad no es patrimonio de algunos pocos privilegiados. Es el destino de todos, como fue, como lo ha sido para esa multitud de santos anónimos a quienes hoy celebramos. Recordémoslo: "Un santo no es un ángel, es hombre de carne y hueso, que sabe levantarse y volver a caminar. El santo no se olvida del llanto de su hermano, ni piensa que más bueno subiéndose a un altar. Santo es el que vive su fe con alegría y lucha cada día pues vive para amar".
Comunión de los santos

La comunión de los santos, significa que ellos participan activamente en la vida de la Iglesia, por el testimonio de sus vidas, por la transmisión de sus escritos y por su oración. Contemplan a Dios, lo alaban y no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra. La intercesión de los santos significa que ellos, al estar íntimamente unidos con Cristo, pueden interceder por nosotros ante el Padre. Esto ayuda mucho a nuestra debilidad humana.

Su intercesión es su más alto servicio al plan de Dios. Podemos y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero.

Aunque todos los días deberíamos pedir la ayuda de los santos, es muy fácil que el ajetreo de la vida nos haga olvidarlos y perdamos la oportunidad de recibir todas las gracias que ellos pueden alcanzarnos. Por esto, la Iglesia ha querido que un día del año lo dediquemos especialmente a rezar a los santos para pedir su intercesión. Este día es el 1ro. de noviembre.

Este día es una oportunidad que la Iglesia nos da para recordar que Dios nos ha llamado a todos a la santidad. Que ser santo no es tener una aureola en la cabeza y hacer milagros, sino simplemente hacer las cosas ordinarias extraordinariamente bien, con amor y por amor a Dios. Que debemos luchar todos para conseguirla, estando conscientes de que se nos van a presentar algunos obstáculos como nuestra pasión dominante; el desánimo; el agobio del trabajo; el pesimismo; la rutina y las omisiones.
Se puede aprovechar esta celebración para hacer un plan para alcanzar la santidad y poner los medios para lograrlo:

¿Como alcanzar la santidad?

- Detectando el defecto dominante y planteando metas para combatirlo a corto y largo plazo.

- Orando humildemente, reconociendo que sin Dios no podemos hacer nada.

- Acercándonos a los sacramentos.

Nuestros monaguillos: María de Guía, Ana Pilar, José Manuel y Juan; roguemos al buen Dios por su santidad
Día de Todos los Santos: "Recordar a los difuntos y esperar su resurrección".
La Solemnidad de Todos los Santos es ocasión propicia para elevar la mirada desde las realidades terrenas, ritmadas por el tiempo, a la dimensión de Dios, la dimensión de la eternidad y de la santidad.

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